Los docentes de matemáticas en educación superior identificamos un problema recurrente entre los estudiantes que inician su formación profesional. A pesar de estar acostumbrados a resolver cálculos, no han desarrollado completamente la capacidad de aplicar esos cálculos en contextos reales.
Si bien muchos pueden calcular una derivada con rapidez e incluso interpretar el resultado en algunos casos, tienen dificultades para formular una derivada a partir de un enunciado o problema del mundo real. Esta limitación en un profesional es preocupante y es un desafío que los docentes intentamos corregir.

El llamado al cambio
Desde la perspectiva pedagógica, la cuestión radica en que los estudiantes poseen una aceptable capacidad para aplicar procedimientos. Mostrando una deficiente habilidad para la resolución de problemas.
Aunque este problema ha sido identificado desde hace tiempo, en un artículo reciente pude concluir que una de las principales causas en nuestro contexto es el excesivo enfoque en lo procedimental. Este enfoque característico de muchas sesiones de enseñanza en la educación escolar deja de lado la importancia de desarrollar habilidades para la resolución de problemas en los estudiantes.
Lo anterior puede resultar alarmante, pues contradice el enfoque por competencias promovido en el currículo escolar. A menudo, se cree erróneamente que la capacidad de resolver problemas se limita a seguir una serie de pasos lógicos para obtener un resultado, lo cual está lejos de ser suficiente.
La verdadera capacidad para resolver problemas implica abordar situaciones complejas de manera efectiva. Esto requiere procesos cognitivos como la identificación y comprensión del problema, la formulación de estrategias, la implementación de soluciones y la evaluación de los resultados.
El panorama es preocupante, si los futuros profesionales no logran aplicar sus conocimientos para resolver problemas nuevos, estarán limitados a operar dentro de moldes preestablecidos, sin capacidad para innovar. Tristemente, encontramos ejemplos de esto en muchos aspectos de nuestra ciudad, bella aunque golpeada.
Por esta razón, los docentes de educación superior debemos adoptar un enfoque verdaderamente orientado a la resolución de problemas. Esto implica motivar a los estudiantes a imaginar y plantear sus propias soluciones, introducirlos en la investigación científica para que se mantengan actualizados. Abandonar la idea de que evaluar es solo calificar la correcta aplicación de una fórmula.
Cada profesor tiene su propia perspectiva sobre cómo contribuir al desarrollo de las competencias matemáticas de los profesionales del futuro. Como docente, les dejo el reto de aplicar sus mejores metodologías y herramientas para generar un verdadero cambio en la educación.

