En un importante avance para la botánica y la conservación, un equipo de investigadores peruanos y extranjeros descubrió una nueva especie de orquídea en el Parque Nacional Yanachaga Chemillén, ubicado en la provincia de Oxapampa, región Pasco. La especie, denominada Pleurothallis yanesha, representa un valioso aporte al conocimiento científico sobre la biodiversidad tropical y, al mismo tiempo, un homenaje al pueblo originario Yánesha, guardianes históricos de los bosques amazónicos del centro del Perú.
El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) informó que el hallazgo constituye “una gran noticia para la biodiversidad peruana” y consolida al país como uno de los epicentros mundiales de diversidad de orquídea. El estudio fue publicado en la revista científica Phytotaxa y desarrollado por un equipo multidisciplinario conformado por Luis Ocupa Horna (Herbario Pedro Ruiz Gallo), Luis Valenzuela Gamarra (Missouri Botanical Garden – Perú; Herbario Selva Central), junto a los investigadores Raven Ward y Mark Wilson, del Colorado College, en Estados Unidos.
El Parque Yanachaga Chemillén: un laboratorio natural
El Parque Nacional Yanachaga Chemillén, que forma parte de la Reserva de Biósfera Oxapampa Asháninka-Yánesha (BIOAY), se ha consolidado como un verdadero laboratorio natural de biodiversidad. En este entorno privilegiado, los científicos identificaron esta nueva orquídea que se distingue por su morfología floral y por características evolutivas únicas.
Según el estudio, la Pleurothallis yanesha presenta una polinización altamente especializada, probablemente realizada por dípteros o grandes himenópteros, lo que sugiere una adaptación exclusiva dentro de su grupo. Durante la investigación, los científicos redescubrieron la Pleurothallis simjii, una especie endémica de Huánuco, y encontraron su primera población silvestre después de años de búsqueda. Este doble hallazgo permitió actualizar la descripción botánica de ambas especies y aportó nueva información sobre la evolución de las orquídeas tropicales.
Uno de los aspectos más destacados del estudio fue la identificación de un nuevo tipo de tejido secretor, hasta ahora no descrito en el grupo Pleurothallidinae. Este tejido, ubicado en las crestas del labelo de la flor, podría desempeñar un papel fundamental en los mecanismos de atracción de polinizadores. Tal descubrimiento abre nuevas perspectivas para el estudio de las interacciones entre las orquídeas y sus polinizadores, un campo clave para comprender la evolución y adaptación de estas plantas en los ecosistemas tropicales.

Un homenaje al pueblo Yánesha
Los investigadores eligieron cuidadosamente el nombre de la nueva especie. Dedicaron Pleurothallis yanesha al pueblo Yánesha, una comunidad originaria que habita en las cuencas de los ríos Pichis y Palcazú, en la provincia de Oxapampa. Este reconocimiento busca visibilizar la profunda conexión entre la biodiversidad y las culturas amazónicas, que han desempeñado un papel esencial en la protección de los bosques y el equilibrio ecológico.
Para los investigadores, esta denominación es un homenaje simbólico a quienes han resguardado, por generaciones, los ecosistemas donde florece la vida silvestre. En palabras del Sernanp: “El hallazgo destaca la relevancia del Parque Nacional Yanachaga Chemillén como un espacio esencial para la ciencia y la conservación, verdadero laboratorio vivo de la biodiversidad peruana.”
Tierra de orquídeas y saberes ancestrales
El Perú es uno de los países más ricos en especies de orquídea a nivel mundial, con entre 2,500 y 3,000 variedades registradas, según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor). Aunque pueden encontrarse en ambientes fríos, templados y cálidos, la mayoría prospera en las zonas tropicales de la selva. Regiones como San Martín, Huánuco y Pasco concentran una gran diversidad de estas plantas, especialmente en áreas protegidas como el Bosque de Protección Alto Mayo y el Parque Nacional Yanachaga Chemillén.
El descubrimiento de Pleurothallis yanesha refuerza la importancia de las áreas naturales protegidas como espacios estratégicos para la investigación científica y la preservación de la biodiversidad. También recuerda que la conservación no solo implica proteger especies y ecosistemas, sino también reconocer y valorar los saberes ancestrales de los pueblos que conviven con la naturaleza.
En un contexto de creciente presión sobre los ecosistemas amazónicos, hallazgos como este confirman el valor del trabajo colaborativo entre la ciencia moderna y las comunidades locales. La nueva especie no solo enriquece el patrimonio natural del Perú, sino que también simboliza la unión entre la ciencia, la cultura y la vida, tres pilares inseparables para comprender y proteger la extraordinaria riqueza biológica del país.
Fabricio Rullier

