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Mutaciones cancerígenas también aparecen en tejidos sanos

Un hallazgo del Instituto Wellcome Sanger liderado por el Dr. Phil Jones, revela que las mutaciones vinculadas al cáncer también están presentes en tejidos sanos, abriendo nuevas posibilidades para su prevención.

Un hallazgo reciente está cambiando la manera en que la ciencia entiende el cáncer y su origen. Investigaciones internacionales han demostrado que las mutaciones genéticas asociadas a esta enfermedad no solo aparecen en células tumorales, sino también en tejidos completamente sanos. Este descubrimiento podría abrir una nueva vía para prevenir el cáncer antes de que aparezca.

El cáncer se desarrolla cuando se altera el ADN de una célula normal, lo que provoca que esta se multiplique sin control, evadiendo los mecanismos naturales del cuerpo. Sin embargo, los científicos han identificado que esas mismas mutaciones —antes consideradas exclusivas de los tumores— son comunes en distintos órganos del cuerpo humano.

Mutaciones presentes en tejidos sanos

Estudios recientes revelan que alrededor del 25 % de las células de la piel contienen mutaciones vinculadas al cáncer. En personas de mediana edad, más de la mitad del esófago y casi el 10 % del revestimiento del estómago presentan células con ADN alterado. Aun así, estas células no siempre evolucionan hacia un tumor maligno.

El motivo de este comportamiento sigue siendo un misterio. Las primeras hipótesis indican que las células sanas podrían inhibir el avance de las dañadas, impidiendo su proliferación descontrolada. Si se lograra fortalecer esta capacidad natural del cuerpo, se podría diseñar una estrategia innovadora para detener el cáncer antes de que aparezca.

El papel del gen PIK3CA

Uno de los genes clave en este proceso es el PIK3CA, encargado de regular el crecimiento y la supervivencia celular. Cuando muta, puede desencadenar un crecimiento anómalo del tejido.
El investigador Phil Jones, del Instituto Wellcome Sanger del Reino Unido, descubrió que este gen sufre alteraciones metabólicas que permiten a las células mutadas competir con las normales.

En un estudio con ratones realizado en 2024, Jones observó que la metformina, un medicamento comúnmente usado para la diabetes, inducía un cambio metabólico beneficioso en las células sanas del esófago. Este equilibrio permitió detener el avance de las células cancerosas, mientras que una dieta rica en grasas generaba el efecto contrario: aumentaba la cantidad de células dañadas.

A pesar de los avances, los científicos advierten que aún queda mucho por investigar. El cuerpo humano contiene miles de tipos de células, y una mutación que resulta protectora en un tejido puede ser dañina en otro. Por ejemplo, una alteración genética que reduce el riesgo de cáncer de esófago no tiene el mismo efecto en la piel.

El papel de la edición genética

Para profundizar en estos mecanismos, los laboratorios están empleando CRISPR, una herramienta de edición genética que permite modificar secuencias específicas de ADN con precisión. Esta tecnología podría ayudar a identificar qué mutaciones son peligrosas y cuáles pueden aprovecharse para prevenir la enfermedad.

Aunque el camino aún es largo, este descubrimiento marca un cambio de paradigma en la lucha contra el cáncer: entender cómo las células sanas pueden ser aliadas en la prevención abre una nueva etapa para la medicina preventiva y la biología molecular.

Fabricio Rullier

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